Sábado, 2 de septiembre de 2017
Este verano de 2017, algunas (pocas) salas han estrenado por primera
vez en España la película de
la antigua Checoslovaquia “Ikarie XB 1”, nada menos que ¡54 años
después de su producción en
1963! Cierto que se trata de una película de la denominada ciencia
ficción dura, es decir, la que es
más “seria”, pues se fundamenta en el rigor científico
y técnico de la narración, dentro de las
limitaciones de la época, claro. Pero quizá el principal
motivo para su aislamiento fue su pertenencia
al entonces bloque comunista y a su no tan soterrada crítica
al sistema capitalista. De hecho,
inicialmente fue un encargo del Partido Comunista checoslovaco con
el fin de ensalzar los ideales
socialistas, frente a la supuesta decadencia occidental, si bien finalmente
se mantuvo por encima el
valor artístico y técnico creado por su director, Jindrich
Polák. No obstante, en Estados Unidos se
distribuyó la cinta en 1964, dado el atractivo de su historia;
eso sí, cambiando aspectos importantes:
se retituló como “Viaje al fin del universo”, se cortaron diez
minutos de metraje, los nombres de los
personajes de anglofonizaron, el destino de la nave espacial cambió
al Planeta Verde y el sentido del
final fue desbaratado por completo.
El argumento planteado por “Ikarie XB 1”, basado en la novela “La Nube
de Magallanes”, del escritor
polaco Stanislaw Lem, consiste en el viaje espacial de la nave del
mismo nombre con el fin de alcanzar
el llamado Planeta Blanco, que orbita alrededor de la estrella Alfa
Centauri y que se cree podría albergar
vida extraterrestre. El vuelo se realiza a una velocidad cercana a
la de la luz, por lo que, debido a los
efectos de la relatividad, su duración será de 28 meses
para la tripulación pero habrán transcurrido 15
años en la Tierra, con el problema humano que conlleva en relación
con las familias y amigos. Junto a
esta cuestión existencialista, surgen los problemas de adaptación
a la vida en el espacio, el desequilibrio
mental de uno de los astronautas y algunos imprevistos de riesgo, como
el encuentro con una nave
abandonada del siglo XX que porta armas nucleares (estadounidense,
por supuesto) o el paso cerca
de un agujero negro que emite una radiación peligrosa.
El valor de “Ikarie XB 1” estriba en ser una de las primeras grandes
obras del género que, manteniendo
sus dosis de aventura y entretenimiento, trataba la ciencia ficción
como algo relacionado con el sentido
de la vida del ser humano. Es decir, no se limitaba a narrar un mero
pim-pam-pum de batallas
intergalácticas donde los pobres humanos acaban sobreviviendo
al ataque de malvados alienígenas,
no sin antes destruir medio planeta. Es por ello que influyó
mucho en películas posteriores tan
importantes como "2001: una odisea del espacio”, del británico
Stanley Kubrick, o "Solaris", del
soviético Andréi Tarkovski. Pero, al mismo tiempo, también
hay que reconocer que “Ikarie XB 1”
bebía de otras pioneras fuentes de inspiración de los
años 50 como las estadounidenses "Ultimátum
a la Tierra", de Robert Wise, o "Planeta prohibido", de Fred M. Wilcox.
Paco Mota